18 de abr. de 2011

Impaciencia



Me hieren las espinas que arranco
de este jardín que hoy no reconozco,
y me siento atrapado en una escalera de espiral
que no conduce a ninguna parte,
cuando empiezo a estar cansado
de este trasiego al infinito -siempre inconcluso-
que inunda como una sombra mi futuro.
Quisiera emerger de este océano de fango
al campo florido de mi niñez,
cuando las horas eran años de ilusión
y las penas se perdían con la humedad en la mejilla
donde se depositaba la impaciencia.

3 comentarios:

Mamen Alegre dixo...

Es que en la niñez, Suso, todo duraba lo que dura una lágrima.

Me gustó. No tanto no poder asistir a los últimos encuentros, pero os tengo en mente... y corazón.

Abrazos

Francisca Quintana Vega dixo...

El recostarse en la niñez es el recurso que suele utilizar el alma madura, cuando la desesperanza hiere.
En la niñez nos reencontramos con los tiempos en que todo era posible; todos los caminos estaban abiertos...y el Yo...estaba aún virgen...libre de toda profanación.
Precioso poema.
He intentado ponerme de seguidora pero no he visto la forma de hacerlo.
Un cordial saludo.

Suso Díaz dixo...

Gracias Mamen, y esperamos verte pronto en alguna tertulia.

Gracias Paqui por el comentario.

Abrazos y saludos a las dos.